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miércoles, 21 de julio de 2010

¿Que hay para comer?

El mes pasado inicié una dieta de esas atroces que pierdes no se cuantos kilos por hora, consistía en comer sólo lechuga la primera semana, coliflor la segunda, berenjenas la tercera y así sucesivamente hasta que termines de peder los kilos que necesitas o te aburras o te entierren…. El primer día genial, la ilusión por perder esos kilos fue bestial incluso postee en mi blog lo que iba a ser “El diario de unos kilos perdidos”

Había pasado una semana que bien iba todo, sobre todo las estadísticas del blog, habían aumentado tanto las visitas que tuve que cambiar el alojamiento a otro blog que ofreciera más ancho de banda, prácticamente lo cloné del primero excepto por el titulo, mi blog ahora se llamaría “Mr Lechuga”, claro es que no me gustan las coliflores ni las berenjenas, así que pensé que seguir comiendo lechuga no podría hacerme daño y la dieta y el blog seguiría viento en popa.

Una mañana llamaron a la puerta, -maldita sea, protesté, ahora que estaba actualizando el blog, abrí y me encontré dos tipos con cartera, corbata estrafalaria y chaqueta de marca güena (como dice mi suegra), -Good morning, mr Lechuga, ni yo podía imaginar la cara de asombro que tuve que poner, -somos Mr X y Mr Y- continuó uno de ellos de la empresa Google y venimos a hacer una oferta por su blog- entre el hambre que tenía y lo que acaba de escuchar casi doy con mis huesos en el suelo, lo único que me atreví a decir fue: -¿y como me han localizado?, -Mr Y respondió: es secreto profesional, tenemos nuestros contactos. En esos momentos pensé ¿Quién me mandaría a mi a instalar el Google Earth?, seguro que era por eso. Mr X extendió su mano y me dio un sobre cerrado con el logo de Google en la parte anterior y escrito con bolígrafo se podía leer “Mr Lechuga”, mientras el sobre caía en mi mano Mr Y comentó: -Mr Lechuga no lo abra ahora, pero ahí dentro tiene nuestra oferta, siéntese, leala tranquilamente y nos llama al teléfono que dentro encontrará. Cerré la puerta tras ellos, me senté en el sillón de mi despacho puse el sobre encima de la mesa y me quedé mirando al sobre más de media hora sin poder apartar la vista de él.

Reaccioné cuando sonó el teléfono, alcé el auricular y escuché: -Good morning, Mr Lechuga, mi name is Bill,- dios mío esto es un complot internacional contra mí y mi dieta- soy el dueño de una multinacional de la que usted seguro ha oído hablar y hemos pensando comprarle el nombre “Mr Lechuga” para lanzar nuestro próximo y revolucionario sistema operativo- Esto no puede ser, alguien me esta tomando el pelo, como sino iban a localizar mi dirección, mi número de teléfono. -¿Cuánto quiere usted por el nombre?- pero si yo ni siquiera lo he registrado –por supuesto, pensé no se lo iba a decir, ni siquiera podría imaginar que lechuga se pudiera registrar como patente, el sujeto en cuestión me ofreció una cantidad de dólares que yo no había escuchado en mi vida, pensé si alguien habría calculado si ese número sería primo o no, lo único que acerté a decir es –si pero con una condición, Bill (ya hasta le tutea), -dígame usted Mr Lechuga- (él a mi no, estaba en mis manos), -es que el SO se distribuya con licencia GNU- toma ya, -pero… pero…- su voz temblaba al otro lado del micrófono, -Mr Lechuga eso es imposible, nuestra empresa no puede hacer eso, ¿Dónde iríamos a parar?-, pues entonces no hay acuerdo (ea, pa chulo yo). Colgué el telefono y volví a mirar el sobre de Google.

Dos segundo más tarde volvió a sonar el teléfono y escuché –Ok, Mr Lechuga usted gana. No me lo podría creer GNU Windows Lechuga, hasta el nombre me parecía bonito, y no digamos los números negros de mi cuenta corriente, colgué el teléfono de nuevo y salté, canté y bailé de alegría, esto no me puede estar pasando a mí. Al cuerno la dieta (con todo el dinero que voy a ganar me saco un abono de Corporación Dermoestetica) corrí a la cocina, el jamón ¿Dónde esta el jamón? Me hice un bocadillo de medio kilo de jamón con cerveza fresquita, más que comer lo engullí, en ese momento pensé –y aún no he abierto el sobre de Google- volví al despacho y… ¿Dónde esta el sobre? No aparecía por ningún lado, busque debajo de la mesa, debajo de la silla, debajo del jamón, por ningún lado, no puede ser que he soñado con esto, miré el registro del teléfono no había ninguna llamada en las últimas 24 horas, no puede ser, entonces entre en mi blog, estadísticas 30 visitas desde que usted creo la página… dios mío he soñado y me he cargado la dieta…. Ni millones, ni Windows Lechuga, ni Google, ahora que eso si el bocadillo de jamón que me había comido me había sentado de maravilla.

No volveré a hacer más dietas, la informática y el hambre van de la mano pero no implementadas, Moraleja: Más vale bocadillo de jamón que GNU Windows Lechuga…

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